Rocío Monasterio, una arquitecto para mantener en pie a Vox frente al huracán de Ayuso
Rocío Monasterio (Madrid, 1974) encara las que serán sus terceras elecciones autonómicas como cabeza de lista de Vox por Madrid, una cita en la que la formación se juega seguir siendo clave para un Gobierno que, según apuntan todas las encuestas, continuará liderando Isabel Díaz Ayuso.
De madre española y padre cubano exiliado, de ascendencia asturiana, Monasterio nació y creció en la capital de España, a donde su padre importó una conocida cadena estadounidense de pollo frito después de que el Gobierno de Fidel Castro expropiara a su familia la Compañía Azucarera Atlántica del Golfo.
Rocío, que tiene pasaporte cubano, se siente muy arraigada con la tierra que vio nacer a su progenitor, a pesar de que tan sólo una generación de su familia ha vivido allí y de que ella nunca ha visitado la isla. Desde que se embarcó en política siempre ha mostrado su preocupación por la situación de Cuba y ha reivindicado la libertad de los cubanos. De hecho, recientemente fue nombrada «embajadora del exilio cubano» por la Fundación Inspira América y la Asamblea de la Resistencia Cubana.
La vida de Rocío Monasterio transcurrió lejos de la política y del foco mediático, hasta 2014. Licenciada en arquitectura con especialización en Ordenación del Territorio, Urbanismo y Medio Ambiente por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (UPM), desarrolló durante dos décadas una exitosa carrera como arquitecto. Trabajó en diversos estudios tanto de Madrid como de Miami y en el año 2000 fundó su propia empresa «Rocío Monasterio y Asociados», una consultora de arquitectura e interiorismo. Dos años después fundó una segunda empresa, «Luxury Rentals», dedicada al mercado inmobiliario. Su absorbente faceta profesional no le impidió contraer matrimonio en 2001 con Iván Espinosa de los Monteros, dirigente de Vox y diputado en el Congreso.
Madre de familia numerosa -sus cuatro hijos son su «prioridad absoluta», en sus propias palabras-, esposa, arquitecto y empresaria, con una vida de todo menos tranquila, Monasterio decidió lanzarse hace casi una década, junto con Espinosa de los Monteros, a un proyecto político, por aquel entonces nuevo y desconocido, que capitaneaba Santiago Abascal: Vox.
Poco a poco fue labrándose su propio hueco en la formación hasta terminar por liderarla en una plaza como Madrid, que no es baladí, y en la que recientemente abrió su propia sede independiente de la nacional, y en la que se presenta por tercera vez este 28M.
En su primera cita como cabeza de lista en las urnas, en 2019, consiguió doce escaños, uno menos de los que logró en las elecciones del pasado cuatro de mayo, cuando Vox hizo presidenta con sus votos a Isabel Díaz Ayuso, que se quedó a las puertas de la mayoría absoluta. Esta última legislatura arrancó con una muy buena sintonía entre las dos formaciones, que sacaron adelante los Presupuestos de 2022, pero que han terminado enemistadas después de que las cuentas de 2023 no lograran materializarse.
Rocío Monasterio aspira a ser determinante de nuevo para un Gobierno que, de acuerdo con los sondeos, volverá a capitanear Ayuso. La clave para Vox está en que no llegue a la mayoría absoluta para así erguirse como socio preferente los próximos cuatro años, puesto que ni Más Madrid ni PSOE ni Podemos -que podría ni entrar en el Hemiciclo- pueden desempeñar ese papel.